Cuando pensamos en relaciones amorosas es inevitable recordar las imágenes de la pantalla grande. Han sido Hollywood o Disney los responsables de que el común denominador de la gente busque fantasías imposibles en realidades sentimentales. No digo que la magia proyectada en el cine no pueda vivirse o que existan historias reales que superen a la ficción, pero matener una relación cuesta mucho esfuerzo. La mayoría de los conflictos no se superan simplemente queriéndo o amando, no encontramos a los malos de la historia por la voz de una ardilla, ni habrá una tormenta tropical en nuestras vacaciones de verano que nos obligue a conocer el verdadero amor. No hay mucha gente dispuesta a hacer lo necesario para que la relación continúe, todos esperamos un cuento de hadas pero cuando las cosas se complican un poco apagamos la tele. No puedo evitar el preguntarme, cuando de relaciones se trata ¿cómo hacer que funcionen?
Es cierto, las relaciones amorosas son quizá las más difíciles de lograr. Por principio de cuentas encontrar a alguien que valga la pena es una labor ardua y lleva por lo general mucho tiempo. La parte más fácil es quizá enamorarse, el enamoramiento nos encanta. Los primeros meses, las primeras salidas, el primer beso y todo lo demás resulta genuinamente emocionante. Unas cuantas citas y descubres detalles de la otra personalidad que no te gustan y se acabó, una raya más al tigre. Si las cosas prosperan y el enamoramiento va dando paso al amor hay dos opciones, o sales corriendo muerto de pánico por el compromiso venidero o entras con todo a una nueva relación. Ambas opciones son válidas y deben ser consideradas dependiendo de las disposición personal. Si no estás listo para una nueva relación, ni le muevas. No tiene sentido perder el tiempo y lastimar a alguien. Si por el contrario tienes la certeza de querer vivir en dos, entonces éntrale con todo. No hay miedos ni rencores pasados.
Sigues conociendo a la persona, adaptando tu vida y tus necesidades a su vida y sus carencias. ¿Qué hacer entonces? No te detengas, saca tu verdadera personalidad desde el principio. Así después no habrá tantos malos entendidos. Pretender que sus manías no te molestan sólo hará que el recurrimiento a las mismas te parezca insoportable y viceversa. Habla las cosas, negocia. Si no existe una comunicación real y sincera entre ambos la relación será insportable y muy probablemente muy corta. Después de un tiempo razonable y en acuerdo por ambos, llega el momento de conocer a los amigos. Si les cae bien y se llevan a toda madre, qué gusto. Si por el contrario todos juran que tu pareja es un hongo, ostra, mueble o sencillamente insoportable, sigue intentando. No hagas caso a lo que todos te digan, si estás con alguien es por que tu así lo decidiste. Nunca le vas a dar gusto a toda la gente, el punto es ser feliz con quien lo decidas. Si las amistades son verdaderas permanecen y hacen su mejor intento. Busca razones para enamorarte. Ese famoso bolero que dice “yo para querer, no necesito una razón, me sobra mucho, pero mucho, corazón” miente. Para que todo funcione debes estar por completo seguro y convencido de que estás enamorado. Encuentra esos detalles, esos momentos, esas razones por las cuales compartir tu vida, tu tiempo y tu corazón con esa persona en específico vale la pena.
Los problemas y conflictos cotidianos se irán resolviendo poco a poco. Sin embargo, habrá momentos cruciales en los que la incertidumbre y la confusión tomarán tus pensamientos por sorpresa. Si algo muy desagradable se presenta al punto de hacerte querer mandar todo al diablo, piénsalo bien. No se vale tronar y regresar cada fin de semana. Evalúa tu relación de la forma más fría posible. Dale oportunidad a la lógica, al sentimiento y a la contraparte de exponer sus puntos. Es cuestión de dos. Si has sido el culpable, pide disculpas, olvídate del orgullo y trata de enmendar el error. Si por el contrario, tu no has hecho nada malo, no te pongas en plan de víctima ni verdúgo. Una relación no es un juicio donde expongas y castigues al agresor sino un ambiente abierto al diálogo. Si logran superarlo es muy posible que la relación se vuelva mucho más fuerte, pero ojo, si el comportamiento se repite y no se corrige, cuidado. Puedes estar sacrificando más de ti de lo que valdría la pena.
Ahora sí, es tiempo de la fantasía. Se creativo en demostrar lo que sientes. Has de cada día una experiencia. Estoy seguro que cuando se acaba el romance, cuando dejas de enamorar al otro, es cuando ya no vale la pena. Así que yo digo, actúa tus partes favoritas de las películas, inventa, improvisa y déjate llevar por el momento. No olvides la pasión y la aventura. Enamórate perdidamente y pierde el aliento. No hay nada mejor que caer en el amor si alguien está ahí para cacharte. Quién sabe, quizá de la manera más inimaginable, serás el protagonista de la mejor película. Una filmada en tiempo real y sin guión.