Una pregunta ha dado vueltas por mi cabeza los últimos días. En verdad, ¿es posible superar a alguien? Sea de manera amigable o en completo enojo las relaciones acaban. ¿Qué haces entonces con los sentimientos? Puedes entender lo que falló, saber que fue la mejor opción o racionalmente convencerte de que no era para ti. La mente razona la situación pero el corazón sufre. Después del primer amor, ¿alguna vez vuelves a amar de la misma forma o el dolor impide dejarte llevar por un nuevo sentimiento? Cuando amas a alguien pedacitos de ti se quedan en el otro y nunca vuelves a estar completo. Entonces, ¿cuándo puedes decir que has superado a alguien? ¿Es acaso la rivalidad el factor decisivo para saberlo? El primero en tener otra relación ¿gana?
Bien dice el dicho “donde hubo fuego cenizas quedan”, estamos condenados a sentir para siempre. Puede que la intensidad varíe pero no el sentimiento, siempre sentirás algo al ver o recordar un viejo amor. El amor no acaba hasta que acaba con nosotros. Y por más fatalista que esto parezca es cierto. Para dejar de amar hay que morir. Hay que olvidar y dejar que el tiempo cure las heridas. Hay gente capaz de dejar ir muy rápidamente, habemos otros a los que nos toma más tiempo. Pero al final de cuentas el dejar ir es simplemente asumir que por siempre amarás a alguien y mandar ese recuerdo al fondo del cajón. La razón principal por la que somos incapaces de dejar ir es irónicamente la esperanza. Aquella fuerza maravillosa que nos impulsa en momentos impíos, es nuestra peor enemiga cuanto a relaciones se trata. Mientras sigamos creyendo que algo mágico puede suceder con esa persona, que es el amor de mi vida a quien estoy dejando ir, jamás seremos capaces de seguir adelante. Cometemos el grave error de recordar todo lo bueno justo cuando ya no está ahí. Vemos las virtudes y olvidamos todos los defectos culpables del atroz rompimiento. Creemos que nadie volverá a amarnos de esa manera y estamos seguros de que nos estamos condenando a la soldad perpetua. ¡Pero no señores! Hubo una causa, o varias. Hay cualquier cantidad de razones, pretextos, errores en la lista. El distanciamiento no es gratis. Intentamos nunca toparnos de frente con el culpable como si eso lo sacará de nuestra vida para siempre. Poner tierra, agua o asfalto de por medio no evita el desamor sino todo lo contrario. Impide el flujo natural de los sentimientos. Ni modo, para dejar ir hay que sufrir. No apoyo el acoso pero recomiendo el estar preparado para que un encuentro casual no te derrumbe de nuevo. La clave está en sentir las cosas a su tiempo. Sufrir, llorar, comer helado el tiempo necesario para que nada se quede encapsulado dentro de nosotros y explote más adelante. Matar el dolor poco a poco a través de un proceso natural en el que nos vamos recuperando.
Si en verdad estamos condenados a sentir por siempre también estamos condenados a pasar los errores de una relación a otra. Es decir, cuando vuelco mis afectos sobre alguien y no funciona le dejo algo de mí y me quedo con algo suyo. Ahora, cuando estoy con alguien más y repito el proceso los cachitos compartidos llevan un poco de mi historia emocional. Por lo tanto estoy alerta de la posible reproducción de todo lo que me dolió y me hizo daño en el pasado y considero cualquier resonancia como intolerable. No es justo, pero así es. Somos como los carritos chocones de la feria, nos vamos dando golpes con quien se ponga enfrente impulsados por la fuerza del choque anterior. Por lo que no puedo evitar el preguntarme ¿en verdad gana el primero en iniciar una relación? ¿acaso el superar a alguien es una cuestión de rivalidad? No me parece real que quien tenga una relación primero sea el afortunado sino todo lo contrario. El iniciar una nueva relación antes de tiempo sólo la llevará al fracaso. Para saber cuándo es tiempo de abrir de nuevo el corazón hay que tomar en cuenta qué tan dispuesto estoy a tomar riesgos otra vez. Estar listo para saltar al vacío de nuevo y esperar lo mejor de la otra persona. Ser de nuevo inocente. Quizá no sea posible amar como la primera vez, como cuando no habíamos sido lastimados, pero eso no quiere decir que dejemos de intentarlo. Es aquí donde debemos hacer uso del entendimiento. Entender cómo entramos a la relación, cómo nos desarrollamos dentro de ella y cómo es que decidimos terminarla es un buen comienzo. Así, cuando una nueva relación aparezca podrás decir que conoces tus límites y por ende sabes cuánto estás dispuesto a dar y qué pretendes recibir. Es probable que un amor como el primero no vuelva nunca pero eso nos da la posibilidad de la evolución sentimental. Ninguna relación será idéntica a otra y con un poco de voluntad y suerte podrán ir mejorando.
4 comentarios:
¡Me encantó! Creo que esta relación amor-odio que sentimos hacia el propio amor también es una manera de sentirnos vivos. Hay días en los que odio amar. En verdad lo odio. Odio esos recuerdos que se agolpan en mi mente y no me permiten dar pasos hacia delante. Odio febrero porque contiene el consumista día del Amor en su calendario. A veces odio esta mente y odio esta alma que me traiciona porque sigo amando. Pero igual amo. Amo y lo dejo fluir porque si no lo dejo no me queda nada. Amo y ni modo. Y admito que amo porque tengo la esperanza de amar otra vez, y de amar diferente, de entregar un amor más maduro y más sensato.
Esta intensidad del primer amor se me antoja también inexperiencia. No sabemos cómo amar y nos entregamos sin medida. A veces (la mayoría de las veces) nos apalean el corazón. Nos dejan heridos y lo vemos como el final oscuro que no nos merecíamos. Tal vez no, pero para AMAR, así, con la responsabilidad que el amor implica, necesitamos vivir. Vivir el amor, vivir el desamor, vivir nuestras etapas.
No soy masoquista, pero no cambio este amor y este desamor que me embrujan todos los días, por absolutamente nada.
¿Y si sólo corremos el riesgo? Sin riesgos la vida no valdría la pena, pero nos da miedo no ser lo suficientemente fuertes para levantarnos y seguir después de una caida, y por ende no corremos el riesgo...
Que duele hasta el alma cuando termina aquella relación que tanto amabas???, claro que duele, duele porque (como bien dices) entregas parte de tu ser, y no solo eso, sino que perteneces a... y nos aterra dejar de pertenecer...
A veces creo que el corazón peca de inocente y olvidadizo. Cuando finalmente decidimos dar la vuelta a la página "olvidamos" todo y nos volvemos a entregar por completo, porque en el fonodo esperas recibir lo mismo.
Alguien me dijo un día: "Si tienes una segunda oportunidad, tómala con las dos manos, si esto cambia tu vida, adelante. Besa despacito, perdona rápidamente, nadie dijo que la vida sería fácil, sólo prometieron que valdría la pena"
Realmente, ¿no lo volverías a hacer?
Creo que realmente solo se ama de verdad una vez, estoy totalmente de acuerdo en que el primer amor va junto con pegado a la inocencia, y es por eso que me atrevo a decir que sólamente se ama una vez, por que se es inocente, por que simplemente sientes el amor, cuando ese verdadero amor termina y como bien dijiste te apalean el corazón es ahi cuando se pierde la inocencia del amor y ya lo demás son solo una busqueda de ese algo que te lleno por primera vez.
Si tambien se que hay muchas personas que podrían decir "y que pasa con las personas que encuentran el amor no en el primero pero muchos años despues y tienen toda la vida juntos" en ese caso lo único que puedo decir es que como ya dijeron: si tienes una segunda oportunidad, tomala.
Sólo me queda por compartir este cachito de la canción de Rosas de La Oreja de Van Gogh:
Y es que empiezo a pensar
que el amor verdadero es tan solo el primero.
Y es que empiezo a sospechar
que los demás son solo para olvidar...
amé eso de ¡No Señores!
es como toda la pasión de la que hablas en el otro post, resumido en dos palabras!
Yo volteo la tortilla...y digo que hay corazones con suerte que nunca se rompen.... y que el primer amor (el verdadero) es el que se queda para siempre.... Son pocos... son afortunados.... y quizas por eso tienden a ser un chirris malagradecidos...
Pienso que esos son los que más sufren llegado el momento...
pfffff....
te quiero te adoro te compro un loro torolo..
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